lunes, 12 de julio de 2010

Rastros autobiográficos

Los mocos acuosos limpiados en las sábanas cuando de noche no había más remedio y total se secaban enseguida y ni rastro.

Los mocos verdes pegados en el borde de la cama, debajo de la mesa incluso.

La cera de los oidos lustrando los muebles, igual a la comprada o quizás mejor, quién sabe.

Los bolllos de masa llenos de pelusa de trabajarlos todo el día.

La bombacha por primera vez manchada de rojo, extendida como un comprobante por la puerta del baño entreabierta, devuelta y legitimada tras el examen materno.

(y tantos otros rastros que he dejado por el mundo: los que no recuerdo, patrimonio de mis padres, los que sigo dejando, los que he de dejar todavía hasta que este cuerpito vuelva a la tierra)

No hay comentarios:

Publicar un comentario