-¿no puede usted dejar de mirarme así? De verdad, me está molestando
¿es que tengo monos en la cara?
-no, no, no esa ud a quien miro, es que tiene alguien superpuesto, otro rostro
-ah, claro, a veces pasa...sí. Tengo esa sensación a veces, ahora que me doy cuenta, como la de verse un grano en la mejilla.
-mmmm perdón, no escuché lo que dijo. Su voz va en un sentido y los gestos, los del otro, digo....la forma en que mueve su boca es diferente...me confunden. Una boca preciosa, la verdad, dan ganas de besarla...
-le aseguro que no tengo el menor deseo de que me bese. Por otra parte, mis labios son fríos y resecos, puede estar seguro que va a ser como besar un muerto. A menos que eso quiera...
-mi nombre sí,es ese, ¿cómo lo sabe?
-no dije nada, no, no lo conozco. Por favor aléjese de mí.
-tengo un miedo terrible, porque quiero besarla, pero tiene alguien atrás que me molesta...no deja de hablar,quiere que me vaya.Temo perderla, temo no verla nunca más.
-ud está loco.
-pruebe lo sieguiente: siga sus palabras, actúelas.No piensa así,sí, ya lo sé, usted es hermosa y realmente me ama, pero por un momento por favor, únase a ella.
-ni soy hermosa ni lo amo
-eso es..ahh...contradicción perfecta...fascinante...su boca...sus palabras.
-basta, no lo sop orto ás no o opor o ás e ije! asta! áyase! a asi o uedo ni blar ajjjjjj ar a jo!!!
-ahora sí, ahora que ya no nos molesta más podemos ser felices. Voy a besarla...pero ¿por qué me rechaza ahora? ¿por qué me mira usted así? ¿es que tengo monos en la cara?
Salgo a cazar descalza por los bosques o soy alcanzada por sigilosos cazadores o vuelvo de un sueño con una presa desconocida en las manos
domingo, 18 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
Seres fabulosos
Cantan con la voz ronca por el cigarrillo y el alcohol
canciones que los marineros traen de los puertos
y llegan a alta mar ya un poco pasadas de moda.
No seducen a nadie, pero en cambio cobran. Y además saben escuchar las historias desesperanzadas que los marineros cuentan con la cabeza apoyada entre sus tetas mustias, llenas de líquenes y pequeños animales marinos. Son las sirenas, pero de las feas.
(gracias a Juan Bautista que me habló "de las sirenas, pero de las feas" y a Carolina que me preguntó qué era "mustio" y yo inventé lo que pude)
canciones que los marineros traen de los puertos
y llegan a alta mar ya un poco pasadas de moda.
No seducen a nadie, pero en cambio cobran. Y además saben escuchar las historias desesperanzadas que los marineros cuentan con la cabeza apoyada entre sus tetas mustias, llenas de líquenes y pequeños animales marinos. Son las sirenas, pero de las feas.
(gracias a Juan Bautista que me habló "de las sirenas, pero de las feas" y a Carolina que me preguntó qué era "mustio" y yo inventé lo que pude)
lunes, 12 de julio de 2010
Preferentemente a la hora de la siesta
Pegar los labios abiertos a la parte interna del codo. Soplar. Reirse del ruido a pedos.Seguir soplando.Gozar las cosquillas en los labios. Aumentar el volumen de aire expelido hasta lograr una pedorrea inverosímil. Reirse de semejante cagadera. Sufrir con la imposibilidad de reirse y soplar a la vez. Aflojar de una vez los cachetes doloridos.Permanecer con la boca sobre la parte interna del codo llena de saliva oliendo qué bien huele siempre ese lugarcito del codo.
Rastros autobiográficos
Los mocos acuosos limpiados en las sábanas cuando de noche no había más remedio y total se secaban enseguida y ni rastro.
Los mocos verdes pegados en el borde de la cama, debajo de la mesa incluso.
La cera de los oidos lustrando los muebles, igual a la comprada o quizás mejor, quién sabe.
Los bolllos de masa llenos de pelusa de trabajarlos todo el día.
La bombacha por primera vez manchada de rojo, extendida como un comprobante por la puerta del baño entreabierta, devuelta y legitimada tras el examen materno.
(y tantos otros rastros que he dejado por el mundo: los que no recuerdo, patrimonio de mis padres, los que sigo dejando, los que he de dejar todavía hasta que este cuerpito vuelva a la tierra)
Los mocos verdes pegados en el borde de la cama, debajo de la mesa incluso.
La cera de los oidos lustrando los muebles, igual a la comprada o quizás mejor, quién sabe.
Los bolllos de masa llenos de pelusa de trabajarlos todo el día.
La bombacha por primera vez manchada de rojo, extendida como un comprobante por la puerta del baño entreabierta, devuelta y legitimada tras el examen materno.
(y tantos otros rastros que he dejado por el mundo: los que no recuerdo, patrimonio de mis padres, los que sigo dejando, los que he de dejar todavía hasta que este cuerpito vuelva a la tierra)
Pinchar el globo del mundo y que chille. Reirse del llanto de globo. Hacer otros globitos con los restos, con la boca. Pincharlos también. Hacer globitos de saliva: munditos íntimos, despreocupados. Sentir cómo explotan en los labios. Ser feliz hasta cansarse y limpiarse con el codo.Los labios fresquitos.Hacer burbujas con detergente o con shampoo. Burbujas-porta-sueños.Verlas flotar y reflejar miles de colores.Perseguirlas todo lo que se pueda, hasta que se cansen, hasta que vuelvan al aire. Descansar el séptimo día.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)