Era agradable mecerse en el aire.Algo nos juntaba y nos volvía a separar, nos arqueaba las espaldas hacia atrás y luego nos enrrollaba.Hasta que esta suerte de danza pareció acabarse y poco a poco nos fuimos perdiendo en el espacio.Solos, absolutamente solos, incluso nustras propias extremidades aprecían querer abandonarnos.
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