martes, 28 de diciembre de 2010

La tierra no necesitaba de la lluvia. Contenía en sí la lluvia. Era capaz de abrirse a su propia humedad. Dentro suyo se creaba constantemente el cielo. Pero quiso sentirse aún más y sacó su cielo y fueron las nubes y el rayo que rajó la tierra que se abría gustosa al agua bendita.

sábado, 18 de diciembre de 2010



simplemente me gustó esta foto de Nina